BB SAGA

► REBELION EN LA GUARDERIA

-1-

— "Compañeros, hemos de luchar contra cualquier forma de autoridad"

[Aplausos y ovaciones]

"Debemos decir NO a toda forma de opresión, aquí y ahora, todos juntos y juntas"

[Aplausos y ovaciones]

— "Si compañeros, ha llegado el momento. Y lo primero que vamos a hacer es decir NO a los arneses de sujeción"

Los asistentes se desbocaron. Una voz empezó a corear el lema "Abajo los arneses". Más voces se le unieron hasta que el clamor fue total. El líder agitó las manos pidiendo calma.

— "La época de opresión ha acabado. No reconoceremos su autoridad."

[Aplausos y ovaciones]

— "Y lo siguiente será negarse a ir de espaldas en el carrito."

— Sí, eso— se desgañitó un asistente, con los ojos húmedos de emoción.

— "Algunos caeremos, otros seremos castigados severamente, pero quiero que quede clara una cosa, los anarquistas no salimos domados de las prisiones, si no más firmes en nuestros propósitos y en nuestros objetivos"

Miró a la pobre Ainara. Los asistentes no cabían en sí de júbilo. Algunos empezaron a destrozar lo que tenían a mano.

— "Y os digo más, compañeros. ¡Abajo los muros de las prisiones!"

¡Abajo, los muros, de las prisiones! cantaban una y otra vez. Un par de ellos se acercaron a la verja de seguridad e intentaron tirarla abajo. Otro se acercó a la celda de castigo donde tenían a la compañera Ainara prisionera.

— "Os pido a todos que seáis valientes e iniciemos una serie de actos de rebelión: huelga de hambre, jornada de 24 horas de lloros y cualquier otra forma de asalto a su autoridad. ¿Estáis conmigo?"

¡¡¡ Siiiiiii !!!. Ya no había marcha atrás, había empezado la revolución en la clase de los delfines.

-2-

Las cuidadoras, Cecilia y Helena, estaban en las horas de máximo ajetreo con los bebés en la guardería. Ese día en concreto estaban más rebeldes que nunca.

— Ahyyy, mira que majos, como balbucean sus primeras palabras.

— Si, parece que se entiendan.

— Si, y no veas Dante que dicharachero ha venido hoy, Jajajajaja.

— Bruna, Marc, eooooo, venid aquí, bonitos.

— Voy a traerlos que si alguien quiere entrar y mueven la valla de seguridad les harán daño.

— Estos dos cualquier día se nos escapan, Jajajajaja.

Algunos bebés cogían los juquetitos y los tiraban lejos.

— ¡Pero bueno, que rebeldes andan hoy estos niños!, lo están tirando todo.

— ¿Donde está David?

— Allí, al lado de parque. Parece que quiere jugar con Ainara.

Llegó la hora de darles los biberones, pero curiosamente ninguno quiso comer.

De repente empezaron todos a llorar. Primero Dante, el más travieso. De todos es sabido que cuando un niño llora, lloran todos, y así lo hicieron.

— ¡Vaya orquesta!

— Huy si, como están hoy...

Al cabo de un rato empezaron a llegar las madres. Al ver llorando a sus hijos, cada madre sacaba de las mochilas del carrito los objetos más preciados por sus hijos: Marc su jirafita de trapo, Ainara una pelotita con un cascabel dentro.

— "No, ¿que hacéis?, no os dejéis engañar, os están embaucando"

Dante no paraba de balbucear palabras sin sentido.

— Que gracioso está.

— Si, ha empezado a balbucear hace dos días y no para— comentaban unas madres en la puerta de la guardería.

A David le dieron su xilófono al que le encantaba aporrear, para que dejara de llorar, y a Bruna una maraca con tierra dentro.

— "Noooo, ha fracasado la revolución. He subestimado al enemigo, pero juro que volveré a la lucha contra toda forma de gobierno"

La madre de Dante le dio su burrito de patas flexibles.

— "No, el burrito no.... es tan.... es tan hipnótico..."

Dante dejó de llorar y se abrazó a su burrito preferido. La revolución había terminado.

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