Un pequeño ejemplo de por qué no me gusta el tecno-optimismo: hay quién prefiere reemplazar las abejas (para polinizar) por micro-robots diseñados para polinizar, en lugar de, ya sabes, dejar de matar a las abejas para que puedan hacer su labor polinizando plantas.
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@danielmunoz normalmente gente que fabrica los venenos con los que matan las abejas y personas que creen que esa gente les va a dar dinero para desarrollar los robots. Como ambos tienen pasta para pagar publicidad en medios hacen más ruido que los biólogos de la conservación y los apicultores, que apenas llegaba fin de mes y no tienen para contratar agencias de comunicación ni organizar premios al emprendimiento o eventos de innovación.
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@alvizlo Esa es la sensación que me da.
Básicamente, porque el tecno-optimismo (en su actual estado) no se puede desligar del capitalismo, que siempre pondrá el rendimiento del capital por delante del bien común. No hay solución a ningún problema ecológico con este sistema (salgo que, milagrosamente, la opción que más rendimiento económico ofrezca sean precisamente las que cuidan de nuestro bien común).
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