Fedro 1 - Sobre el Amor y el Alma

Cuaderno de temas comunes

Fuente: Fedro, trad de Azcárate (Wikisource)

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Quiero saber si yo soy un monstruo más complicado y más furioso que Tifón, o un animal más dulce, más sencillo, a quien la naturaleza le ha dado parte de una chispa de divina sabiduría. - Sócrates

Polémica sobre la amistad y el amor

Crítica de Lisias, según Fedro

Fedro cuenta a Sócrates que ha tratado con Lisias el asunto del amor. Lisias supone que "debe conceder sus amores más bien al que no ama, que al que ama."

Fedro, citando a Lisias, enuncia los males que sufren los amantes por sus pasiones mientras que los no-amantes de nada se quejan.

"Los mismos amantes confiesan que su espíritu está enfermo y carece de buen sentido".

Arguye, además, que la ruptura con un amante conlleva mayores perturbaciones que con un amigo, el amigo no tiene celos, el amante sí, que la amistad se fija más en el espíritu y menos en el cuerpo, al revés que el amor.

El amor es más digno de compasión que de envidia.

Si fuera justo conceder favores a los que los desean cocon mayor ardor, sería mejor invitar a comer a los indigentes que a tus amigos.

Primera Respuesta de Sócrates

Sócrates apoya en un primer discurso el de Lisias, manifestándose contrario al amor, por las siguientes razones.

El amor nace de dos impulsos: el deseo instintivo del placer y el gusto reflexivo del bien.

Esos impulsos pueden estar en armonía o en conflicto.

Cuando domina el gusto del bien se llama sabiduría, cuando el placer intemperancia que puede ser de varios tipos: glotonería,...

y cuando se "lanza con todo el ejambre de deseos de la misma clase solo a la belleza corporal, su poder se hace irresistible, y sacando su nombre de esta fuerza omnipotente, se le llama amor.

El que está poseído por un deseo y dominado por el deleite, debe necesariamente buscar en el objeto de su amor el mayor placer posible [...] todo lo que le contraría o le provoca le es insoportable. El hombre enamorado verá con impaciencia a uno que le sea superior o igual ... y trabajará sin tregua en rebajarle y humillarle hasta verle debajo.
Estos defectos y aún otros más vergonzosos regocijarán al amante, si los encuentra en el objeto de su amor, y en el caso contrario, procurará hacerlo nacer en su alma...
Sobre todo [el amante] será celoso, prohibirá al que ama todas las relaciones que puedan hacerle más perfecto ... alejándole de lo que podría ilustrar su alma; quiero decir, de la divina filosofía."
Nada hay que desee tanto [el amante] como ver a la persona que ama privada de lo más precioso, más estimado que tiene... [a familiares y amigos del amado, el amante]... los mira como censores y obstáculos a su dulce comercio.
El amante [...] cuando su pasión se extinga [...] venderá a aquel que sedujo con sus promesas magníficas ...
Como el lobo ama al cordero, el amante ama al amado.

Pero dicho este primer discurso, ante la insistencia de Fedro, Sócrates produce uno distinto que comienza por criticar el anterior.

Segundo discurso

El enamoramiento como inspiración divina

¿[...] no crees que el Amor es hijo de Venus, y que es un Dios? [...] Y si es Dios o alguna cosa divina, [...] no puede ser malo.
He aquí como es preciso hablar: somos deudores del delirio cuando es inpirado por los dioses*
También la inspiración de las musas es una clase de delirio y posesión... no existe poesía solo por el arte (la técnica), es necesaria también la inspiración de las musas.

Así el amor es también resultado de inspiración divina.

Y esta clase de delirio la manda los dioses para nuestra felicidad.

Examen del alma

Digamos, pues, que el alma se parece a las fuerzas combinadas de un tronco de caballos y un cochero; los corceles y los cocheros de las almas divinas son excelentes y de buena raza, pero, en los demás seres, su naturaleza está mezclada de bien y de mal. Por esta razón, en la especie humana, el cochero dirige dos corceles, el uno excelente y de buena raza, y el otro muy diferente del primero y de un origen también muy diferente; y un tronco semejante no puede dejar de ser penoso y difícil de guiar.

El primer caballo es bello, "ama la gloria con sabio comedimiento; tiene pasión por el verdadero honor; obedece, sin que se le castigue, a las exhortaciones y a la voz del cochero".

El segundo es tosco, feo, "no respira sino furor y vanidad; sus oídos velludos están sordos a los gritos del cochero, y con dificultad obedece a la espuela y al látigo"

Comentario: De ahí las dificultades para conducir el alma hacia donde debe tanto en conocimiento como en comportamiento, y "llena del impuro alimento del vicio y del olvido, se entorpece y pierde sus alas, entonces cae".

a todo el que ha practicado la justicia, le espera después de su muerte un destino más alto; el que la ha violado cae en una condición inferior. El alma no puede volver a la estancia de donde ha partido, sino después de un destierro de diez mil años: porque no recobra sus alas antes, a menos que haya cultivado la filosofía con un corazón sincero o amado a los jóvenes con un amor filosófico.

Comentario- Sócrates defiende aquí una re-encarnación "meritocrática", en razón a la práctica de la justicia y la dedicación a la sabiduría o al amor "filosófico" a los jóvenes. Esta migración de almas puede pasar también a un animal, con tal que el alma que habite tal animal haya sido humana...

El alma enamorada

Mig - Todo esto viene a cuento de que cuando el alma recuerda la belleza verdadera (en el "mundo de los dioses") se entusiasma en su persecución, olvidando todo los demás. Este tipo de conducto puede parecer un desvarío a los demás.

cuando está separada del objeto amado, [que le recuerda la belleza verdadera de los dioses] el fastidio la consume, los poros del alma por donde salen las alas se desecan, se cierran, de suerte que no tienen ya salida. Presa del deseo y encerradas en su prisión. las alas se agitan [...] l amante no quiere separarse de la persona que ama, porque nada le es más precioso que este objeto tan bello; madre, hermano, amigos, todo lo olvida.
Los mortales le llaman Eros, el dios alado;
los inmortales le llaman el Pteros, el que da alas
Cada hombre escoge un amor según su carácter, le hace su Dios, le levanta una estatua en su corazón, y se complace en engalanarla, como para rendirla adoración y celebrar sus misterios.
A la vista del objeto amado, cuando el cochero siente que el fuego del amor penetra su alma toda y que el aguijón del deseo irrita su corazón, el corcel dócil, dominado ahora y siempre por las leyes del pudor, se contiene, para no insultar al objeto amado; pero el otro corcel no atiende al látigo ni al aguijón, da botes, se alborota, y entorpeciendo a la vez a su guía y a su compañero, se precipita violentamente sobre el objeto amado para disfrutar en él de placeres sensuales.

Comentario - El amor inicia así una "pelea" entre los caballos y el cochero reacciona con fuerza, tratando de controlarlos. Solo consigue parar al caballo "malo" con dolor.

Si la parte mejor del alma es la más fuerte y triunfa y los guía hacia una vida ordenada, siguiendo los preceptos de la sabiduría, pasan ellos sus días en este mundo felices y unidos [...] han subyugado lo que llevaba el vicio a su alma, y dado un vuelo libre a lo que engendra la virtud.
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