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2024-10-15 -Antonio Castillo-

Tombuctú

=> Paul Auster

Páginas: 171

Míster Bones sabía que Willy no iba a durar mucho. Tenía aquella tos desde hacía más de seis meses y ya no había ni puñetera posibilidad de que se le quitara.

Mister Bones (Señor Huesos) es un perro que pertenece a Willy G. Christmas, un vagabundo que padece problemas psicológicos y sufre alucinaciones esquizoides.

Ambos, Willy y Mr. Bones, forman un equipo perfectamente compenetrado y comparten ideales y pensamientos mediante unas charlas delirantes que el perro entiende a la perfección.

Willy no se encuentra bien y trata de buscarle acomodo, a Mr. Bones, en casa de su antigua profesora de inglés, la señora Bea Swanson.

Míster Bones había estado con Willy desde que era un cachorro pequeño, y ahora le resultaba casi imposible imaginarse un mundo en el que no estuviera su amo.

Si el mundo se quedaba sin Willy, lo más probable era que el mundo mismo dejara de existir.

El viaje a Baltimore, en busca de su antigua profesora para que se haga cargo del perro, junto con la vida de Mr. Bones tras la ausencia de su dueño, dan forma a este libro, en el que la maestría de Paul Auster aporta el elemento distintivo que lo hace especial.

No sólo estaba convencido de que Míster Bones tenía alma. Sabía que aquel alma era mejor que muchas.

¿Era Míster Bones un ángel metido en el cuerpo de un perro? Willy así lo creía. [...] Si Dios había enviado a su hijo al mundo en forma de hombre, ¿por qué no podía un ángel bajar a la tierra en forma de perro?

Si se ponían al revés las letras de la palabra perro, ¿con qué se encontraba uno? (En inglés, dog: perro, que al revés es god: dios).

Cuando le llegara el momento de despedirse de este mundo, lo justo sería que en el más allá le permitiesen vivir con la misma persona que en el más acá.

Si había alguna justicia en el mundo, si el dios perro tenía alguna influencia sobre lo que ocurría a sus criaturas, entonces el mejor amigo del hombre se quedaría junto al hombre después de que ese hombre y ese mejor amigo hubieran estirado los dos la pata.

Para Willy y Mr. Bones, Tombuctú es un sitio indefinido donde van a parar las almas después de la muerte.

Durante la lectura de este libro, no he dejado de pensar en Roy, mi perro, que se fue a Tombuctú hace ocho años. Estoy seguro de que Roy me estará esperando allí y, mientras tanto, habrá hecho buenas migas con Willy y Mr. Bones.

Si tienes o has tenido un perro, este libro te gustará.

2024-10-15 -Antonio Castillo-

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