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2024-10-01 -Antonio Castillo-

Baumgartner

=> Paul Auster

Páginas: 261

El tiempo es esencial y no sabe cuánto le queda. No solo cuántos años antes de estirar la pata, sino, más en concreto, cuántos años de vida activa, productiva, antes de que su intelecto o su cuerpo o los dos empiecen a fallarle y se vuelva un inútil

Baumgartner es un escritor septuagenario que sufre pequeños accidentes domésticos motivados por la merma de sus facultades físicas y mentales. Algo propio de la edad pero síntoma de que el final está cerca.

Esta circunstancia (yo también he sobrepasado los 70 años) ha hecho que rápidamente empatice con él.

Las páginas iniciales son suficientes para introducirte de lleno en la realidad del protagonista. Sus dos preocupaciones principales son dar a conocer la obra poética de su esposa fallecida de la que tiene numerosa documentación inédita y buscar remedio a la soledad.

Pide libros, que no lee, con la única intención de que Molly, la repartidora de UPS, se los traiga y poder verla y charlar con ella. Le ha propuesto matrimonio a una profesora compañera de trabajo. No con la intención de sustituir a la esposa fallecida sino de paliar la soledad y encontrar compañía.

La soledad mata, Judith, y trozo a trozo va engullendo hasta la última parte de ti, devorándote el cuerpo entero.

Para Baumgartner solo demostraba, por décima billonésima vez en la historia humana, que todos dependemos unos de otros y que nadie, ni siquiera la persona más aislada del mundo, puede sobrevivir sin ayuda de los demás.

Por otra parte, el deterioro de la memoria, nos lo va dando a conocer con pequeños detalles cotidianos.

Hace tiempo, cuando aún tenía entre cuarenta y tantos y cincuenta y pocos años, empezó a observar que muchos de sus amigos y colegas de más edad se olvidaban de subirse la cremallera después de ir al servicio [...] la bragueta abierta es el principio del fin, el primer paso en el camino cuesta abajo hasta el fondo del mundo. [...] Sigue así, imbécil, y dentro de poco te olvidarás hasta de tu nombre.

He leído varias críticas que tachan la historia de ser demasiado plana, donde ocurren pocas cosas, pero las continuas excursiones que va haciendo al pasado para contarnos su vida y la de su esposa, Anna, están relatadas de una forma magistral.

Era consciente de que sus padres la querían, y a su pesar sabía que ella también los quería, pero al mismo tiempo los odiaba por haberse tragado el anzuelo del mito norteamericano de que el dinero es la medida de todas las cosas.

En contra de lo que racionalistas eminentes llevan años diciéndonos, los dioses son más felices y viven su esencia más plenamente cuando juegan a los dados con el universo.

Miró a Anna, contempló su bello y luminoso rostro y lo inundó una sensación de felicidad tan intensa que se le empezaron a agolpar lágrimas en los ojos y dijo para sus adentros: Recuerda este momento, chico, acuérdate de él durante el resto de tu vida, porque nunca te ocurrirá nada más importante que lo que te está pasando ahora mismo.

Existen momentos en los que no logro discernir si quien nos habla de sí mismo es el personaje, Baumgartner, o el propio Paul Auster, pero es algo a lo que este escritor nos tiene acostumbrados.

Por último, me gustaría señalar que no es un libro que recomendaría a todo el mundo; quizás no sea adecuado, debido a su temática y ritmo, para los jóvenes, pero a mí me ha encantado.

2024-10-01 -Antonio Castillo-

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